martes, 23 de marzo de 2010
Ogoño
Cumbre que conforma el denominado cabo de Ogoño. La cima, sin embargo, respondería, más bien, al topónimo de Atxurkulu ( 308 m ), mientras que la punta más al Norte y cae directamente sobre el Mar se denomina Talaia ( 276 m ).
Desde Ibarrangelu ( 102 m ) surge un cordal de cimas a modo de lomas. Partiendo del alto de Ibiñaga ( 129 m ), antes de bajar por la carretera a Elantxobe, se toma el camino que rodea el monte Gurbisti ( 225 m ), enmarañado de zarzas. Luego encontramos el collado Alarre, en el que se halla el cementerio ( 147 m ) del pintoresco pueblecito de Elantxobe, sin duda una de las aldeas pesqueras de Euskal Herria de mayor interés y belleza. Un “ Otoio bat eta gero arte ” remata la puerta del cementerio que sirve de sepulcro a tantos y tantos hombres de la mar que han perdido su vida. A continuación tenemos la cima-campa de Larrazelai ( 244 m ) y el collado-campa de Leunbe ( 233 m ) antes de la doble punta rocosa, partida por una grieta, de Atxurkulu ( 308 m ), a la que sigue la punta Talaia ( 276 m ), posición adelantada del cabo de Ogoño en la que se situaba el Talaiero, encargado de vigilar el mar y avisar cuando avistaba a la extinta ballena del golfo de Bizkaia o Ballena Sarda ( Balena Biscayensis ). El nombre de la cumbre, Atxurkulu, hace referencia precisamente a ese accidente tan notable en la montaña, que es la gran brecha o ancha grieta que separa las dos puntas con cotas 302 m y 305 m.
Desde Ibarrangelu o Elantxobe la única vía normal para este monte sigue el cordal descrito. Hay que indicar que algunos incendios destruyeron parcialmente el encinar cantábrico que cubría esta montaña, en el que también encontramos plantaciones de eucaliptos y robles americanos. Entre las primeras se encuentran los restos de una antigua calera ( karobia ) que nos introduce en las antiguas dedicaciones de la montaña, a un paso del mar.
Elantxobe ya existía hacia el 1.524. Su nombre se debía a los caseríos de Elantxo que había en la parte alta de Ibarrangelua, al que se añade el sufijo “-be” que significa “bajo”. En el año 1.783 se construyen malecones para frenar el bravío oleaje. Las casas se apiñan sobre una descomunal ladera de mortificante remonte. Las callejuelas son tan empinadas que algunas casas cuentan con dos entradas, una de ellas a la altura de un tercer o cuarto piso. La parroquia de San Nicolas de Bari es del s. XIX. No hay que perderse el curioso sistema para que el autobús de línea de la vuelta.
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